El pasado fin de semana se inauguraba en Barcelona la tradicional Fira de Santa Llúcia que, como cada año, se encarga de dar el pistoletazo de salida a la Navidad.
Ni las luces, ni las tiendas engalanadas, ni los supermercados llenos de turrones y polvorones, ni siquiera la pista de patinaje sobre hielo en el centro de la ciudad, nada consigue despertar el espíritu navideño más que la Fira de Santa Llúcia. Y es lógico si tenemos en cuenta que este año cumple, nada más y nada menos, que 227 años (1786-2013).
A pesar de que la sociedad, lógicamente, ha avanzado mucho en dos siglos, lo cierto es que la Fira sigue teniendo un marcado aire tradicional, si bien es cierto que cada vez es más frecuente encontrar objetos que se salen un poco de lo que llamaríamos tradicional…
Además de la gente que pasea entre los puestos, es habitual ver a familias escogiendo el que va a ser su árbol, nuevas figuritas para el pesebre, una flor de Pascua o incluso un ramillete de muérdago. (Quién no necesita ser besado…)
Pero hay dos elementos que son, sin duda alguna, las estrellas de la Fira. ¡Ambos bastante escatológicos, por cierto!
Uno de ellos es el tradicional Tió, más conocido como Cagatió. Es un divertido tronco de madera al que los niños deben ir alimentando desde ahora y hasta el día de Navidad, que será cuando, tras haberle azotado -¡suavemente, por favor!- cague los respectivos regalos. Sí, sabemos que es una tradición un poco así… ¡pero a los niños les encanta! Bueno, y a más de uno no tan niño también…
Y siguiendo con el tema escatológico, está la otra gran estrella, la que todo el mundo espera ansioso para ver las novedades del año: el famoso caganer, que este año además no ha estado exento de polémica. Pero más allá de los conflictos que pueda llegar a generar verle “las posaderas” a según que personajes, lo cierto es que es bastante divertido, especialmente cuando hablamos de políticos y demás.
Aunque la Fira de Santa Llúcia por excelencia es la que tiene lugar en la Plaza de la Catedral, desde los años 60 tiene una gran competidora en la Sagrada Familia que, en los últimos años, gracias a su ubicación y a la afluencia de turismo, se ha convertido también en referente. Si bien es cierto que es algo más pequeña, al final, se puede encontrar lo mismo en ambas.
Otro aspecto a destacar es que, alrededor de lo que es la feria de Navidad en si, han ido apareciendo otros puestos más dedicados a la artesanía (joyas, objetos de decoración y regalo…) o incluso a la gastronomía -estos últimos especialmente presentes en la Fira de Sagrada Familia- que acaban de completar la oferta.
Así que si alguien tiene pensado pasar el puente por Barcelona, le recomendamos desde aquí que no pierda la oportunidad de visitar la Fira de Santa Llúcia, a poder ser, cuando ya haya anochecido. Le aseguramos un paseo entretenido y con el mejor ambiente navideño de toda la ciudad.
Si queréis saber más sobre la historia de la Fira, podéis visitar su página web: http://es.firadesantallucia.cat/
Texto y Fotografía Original Propiedad de:Conchi Roque (Corresponsal en Barcelona) Blog: Realidad Plusquamperfecta Twitter: @Plusqperfecta