Un paseo entre bastidores por el Teatro Real

Una de las cosas más bonitas que ofrece la profesión de periodista es la de poder conocer lugares a los que normalmente no se tiene acceso. Este privilegio sirve para poder contar a todo el mundo lo que uno ve y siente con esta vivencia. Somos narradores no solo de noticias y hechos objetivos, sino también de lo que ocurre a nuestro alrededor, e intentamos plasmarlo en los medios de la forma más honesta posible para que los lectores puedan compartir con nosotros estas maravillosas experiencias.

Como siempre viajo con mi cámara a todas partes y puedo ilustrar con imágenes todo aquello que veo y cómo lo veo. Dicen que si consigues trabajar en lo que te gusta, no volverás a trabajar nunca más. Doy fe de que esto es totalmente cierto al menos en mi caso. Nada mejor que compartir lo que me sorprende y emociona. Además debo confesar que en esta ocasión he visto cumplido uno de mi sueños.

Vistas privilegiadas desde el Palco Real ubicado justo enfrente del escenario

Vivo a escasos metros del Teatro Real cuyo edificio contemplo cada mañana y que a veces visito con motivo de algún espectáculo, (no tanto como me gustaría, pero si de vez en cuando, sobre todo para el ballet). No hay día en el que no piense en colarme en este antiguo templo de la ópera y verlo por dentro, conocer lo que alberga, a las personas que trabajan aquí y a los que lo visitan cuando están de gira. Imagínate un lugar en el que suenan acordes y melodías por todas partes, donde hay pianos en todas las salas, que tiene talleres de oficios en los que se hace magia para crear escenarios y vestuarios majestuosos para las grandes óperas y espectáculos…

Las salas, los palcos, los pasillos por los que corren las bailarinas antes de entrar a escena, los cantantes de ópera afinando sus voces junto a un piano, el director de orquesta con su atril y su batuta, las marcas de los ensayos previos al estreno… Todo un mundo real que se genera entre bastidores para crear un mundo ficticio que transporte al espectador durante unas horas hacia el deleite y la desconexión del resto del universo.

Amplias salas insonorizadas de altísimos techos donde ensaya la orquesta, barras móviles para los espectáculos de danza y ballet clásico con sus características marcas de ubicación en el suelo y siempre bajo la melodía de un piano, el escenario con los preparativos previos, los pasillos…

Sentirse por un momento parte del espectáculo, visitar los camerinos, conocer los talleres de peluquería, calzado y vestuario, pisar el escenario antes de la función, recorrer el laberinto de pasillos que comunica cada parte… esta es una experiencia que no tiene precio.

En la imagen uno de los camerinos principales en el que además de un piano hay un monitor que muestra la representación en tiempo real

Me gustó especialmente sentirme como si estuviera asomada a una ventana indiscreta y ver a los que desarrollan su actividad diaria en el Teatro Real en plena acción, en su lugar de trabajo, ajenos a los curiosos y admirados ojos de los que visitábamos el lugar por primera vez.

Y la sorpresa de encontrar en los pasillos el vestuario completo de la ópera que se representa ese mismo día, y no poder parar de mirarlo todo y querer plasmarlo en una foto. Y conseguirlo sin prácticamente tiempo para enfocar el objetivo, porque la visita guiada tiene unas pautas estrictas con respecto al tiempo de la misma, y sobre todo por no molestar, porque la jornada se desarrolla con normalidad para los que habitan el lugar. No podemos olvidar que allí la gente está trabajando, que todas las salas están ocupadas, que cada representación mueve muchos medios y personas que hay que coordinar, que es un lugar lleno de vida y actividad y que a pesar de no ser la hora de la representación no somos los únicos invitados al espectáculo. Decenas de niños visitan el patio de butacas y esperan una función creada para la ocasión… y en ese momento me siento como uno de ellos, realmente impresionada y desbordada por tantas cosas que me encantan y que no volveré a ver.

Y así transcurre la visita que culmina con lo más impresionante: La arquitectura, decoración e interiorismo del Teatro Real. Esas enormes salas con sus lámparas de araña, los suelos cubiertos con inmensas alfombras que da pena pisar, los tapices y pinturas que cuelgan de sus pareces, las cerámicas, espejos y muebles repartidos por todo el edificio… auténticos tesoros ante mis ojos.

Aspecto actual del Salón de Baile, espacio en el que Rockwell Group creará el nuevo restaurante y sala polivalente para el Teatro Real

Y para terminar la salida del Palacio Real, la arteria principal que deja fluir el movimiento y a todos nosotros a través del edificio, la escalera central. Una de las más bonitas que he visto últimamente. Inolvidable…

El Teatro Real, un lugar ubicado en una de las zonas más castizas y antiguas de Madrid y que además puede presumir de sus vistas al Palacio Real. Uno de esos edificios que representan muchas cosas para la ciudad no sólo a nivel arquitectónico, histórico o artístico sino sobre todo como patrimonio cultural internacional. Un espacio que por suerte está cada vez más abierto a todo tipo de público, dejando de ser un lugar visitado solo por las élites vestidas de etiqueta para los grandes eventos operísticos, y en cuya taquilla se pueden encontrar entradas para espectáculos de todo tipo y a precios para todos los bolsillos, (creedme si os digo que muchísimo más económicas que las entradas de fútbol). Además ahora mismo están ofreciendo visitas guiadas, algo que os recomiendo no solo por la experiencia sino sobre todo por poder conocer a algunas de las personas que las guían, voluntarios que realizan esa función de modo magistral y que conocen bien todos los rincones del lugar y las experiencias que allí se han vivido. Como Maribel, la persona encargada de la nuestra que lleva más de 20 años desarrollando esta función para el Teatro Real. Una amante de la ópera conocedora de todos los secretos y anécdotas que se han desarrollado entre estos muros.

Qué mejor ocasión que la presentación del proyecto para el nuevo restaurante del Teatro Real que va a llevar a cabo el estudio neoyorquino de architectura  Rockwell Group, de la mano de las arquitectas e interioristas Eva Longoria y Elisa Rodríguez que dirigen su oficina en Madrid y cuyos detalles puedes ver en el post anterior. Un proyecto inspirado en el backstage de un teatro que estamos deseando ver terminado y que gracias a esta visita guiada entre bastidores deja al descubierto la esencia misma del lugar en la que está inspirado todo el proyecto: Lo que pasa detrás del escenario, el movimiento, la variedad de espectáculo, la capacidad del Teatro para transformarse en lo que el evento necesite, igual que el nuevo espacio que crearán para el Salón de Baile con cúpula estrellada que puedes ver en las imágenes anteriores.

Un amplio salón con una tramoya sobre la que cuelgan las luces como en el escenario del Teatro Real, las lámparas inspiradas en las arañas que desde hace años iluminan los techos y espacios del lugar, muebles que se pueden mover y cambiar como las barras de ballet, los instrumentos y decorados, terciopelos y chenillas para sus sillas, como las que decoran los salones del edificio, alfombras desgastadas para los suelos como las que hemos visto en numerosas estancias, y como no, una espectacular puesta en escena que propician las cortinas traslúcidas a modo de pantallas sobre las que se proyectaran imágenes acordes con cada ambientación o evento.

Un precioso e inspirador proyecto para un emblemático lugar de Madrid que pone en valor el esfuerzo que desde esta institución se hace para fomentar la cultura de calidad y abrirla a un público cada vez más amplio. Modernidad y tradición caminarán de la mano en esta sala y seguirán haciendo que el Teatro Real sea uno de los templos de la ópera más importantes de todo el mundo.

Aquí tienes este regalo, para que puedas disfrutar de una visita guiada y pasear por el Teatro Real entre bastidores, un obsequio que agradezco a Rockwell Group y que espero hayas disfrutado tanto como yo…

Texto y Fotografía original de Crazy Mary